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¿EL MURO DE TRUMP Y LA FRACTURA DEL EJE DE LA HEGEMONIA GLOBALIZADORA DE LOS EEUU?

.¿EL MURO DE TRUMP Y LA FRACTURA DEL EJE DE LA HEGEMONIA GLOBALIZADORA DE LOS EEUU?

.AUTOR:ROLANDO PRUDENCIO BRIANCON.

¿El muro de Trump y la fractura del eje de la hegemonía globalizadora de los EE.UU.?

¿Qué señal puede dar la construcción de un muro para la hegemonía de un imperio, si no la de su aislamiento? Pero no sólo es la idea del asilamiento, si no la de la redefinición de lo que representa un imperio, toda vez que un imperio, por definición se expande, y no se encierra, que es lo que da a entender que la hegemonía de los EE.UU. ha empezado a  eclipsarse.
La construcción del muro entonces implicaría la renuncia -y admisión a la vez- a la condición de imperio que los EE.UU., hasta el día de hoy representan para el mundo entero; y motivos no le falta para empezar a testear esa dura y cruda realidad, claro que esa renuncia a la condición de tal  no implicará la sustitución ipso facto a la misma, si no que ésta se irá produciendo paulatinamente.
Y es que para nadie es un secreto que nos sólo las economías emergentes como la China, India y Rusia son las que últimamente han empezado a mostrar su recuperación después de la caída de los precios del petróleo, que produjo una crisis económica financiera internacional, y que al parecer, la misma fue un intento desesperado de la política norteamericana por mantener su hegemonía, afectando las economías de los demás.
La globalización es un concepto impreciso y hasta vacío, toda vez que en términos des-hegemonizados la globalización no es más que la interrelación que histórica y permanente el mundo ha vivido, y en las que las naciones se han relacionado; claro que cuando estas naciones se han desarrollado, unas más que las otras, es cuando dentro la globalización emergen ejes hegemónicos, respecto a aquellas que no han logrado el potenciamiento de las dominantes.

Es en ese sentido que los EE.UU., después de la Segunda Guerra Mundial, y una vez que además se da el florecimiento de la revolución industrial de los años 20, es cuando comienza a convertirse en la potencia hegemónica; a tal extremo que en la década de los 80 y 90, es el centro de irradiación y estandarización hegemónica imperial, y del cual las demás naciones generan una dependencia de sus destinos. Como nota anecdótica, en el caso de Bolivia; era más importante tener un aval de la embajada estadounidense que tener le propio certificado de nacimiento.

Fue por ello que el furibundo fundamentalismo de Fukuyama; incluso llego a afirmarse el “Fin de la Historia”, y que no significaba si no que el mundo giraba en torno a los EE.UU. Si fue por ello también que esa hegemonía se estandarizó en el plano social  y hasta cultural, pues todo el mundo al mirarse al espejo se asumía inconscientemente como norteamericano.

Hoy no sólo que los tiempos han cambiado, si no al parecer el mundo se está poniendo -como diría Galeano- patas arriba, y los EE.UU., ya no es que la potencia se haya expansionistamente convertido en hegemónica; si no que por el contrario es al encierro al que ha recurrido; tal vez sí creyendo que así recuperará su sitial, que es lo que ha dado a entender de algún modo Trump, llamando a hacer de los EE.UU., lo que fue antes, revivir el “american dreams”. Y tal vez ya como a manera de metáfora la construcción del muro; aparte de ser la fractura del eje de la hegemonía global de los EE.UU., el muro sea a la vez la fractura con el mundo, de un imperio que se está aislado, y además agotando.